Villalba logró mantenerse oculto casi cinco días, pero la falta de alimentos y agua se convirtieron en sus principales enemigos, más allá del acoso de los agentes del Grupo de Tarea Operacional (GTO) y de la Policía Rural e Islas, que desde el martes a la noche mantenían el rastrillaje con apoyo de canes y drones.
Estaba vestido con las mismas ropas que el martes último por la tarde; el día que estranguló a Aitana, de 9 años, y mató a puñaladas a la hermana de la niña, Marisel Isondú Fernández, de 22 años, quien habría intentado impedir que el acusado abusara sexualmente de la menor. Antonio Villalba, alias «Antoñito» de 42 años, estaba tirado boca abajo, entre pastos y piedras, debajo de la construcción inconclusa de una vivienda. Completamente deshidratado, semidormido, muy debilitado y apenas modulando frases.
«Estuvimos a punto de atraparlo en tres oportunidades. No solo escapaba para evitar que lo arresten por lo que hizo, sino que además vigilaba nuestros movimientos desde la oscuridad y cuando comenzó a cerrarse el cerco, cambiaba de lugar. Esto lo agotó y no tuvo muchas salidas. Ninguno de nosotros quería a volver a nuestras casas hasta no encontrarlo y que se haga justicia por las dos víctimas», explicó un alto jefe policial que pidió reserva de identidad.
Tras la detención, Villalba fue trasladado esposado y en una ambulancia al hospital Fernando Irastorza de la ciudad de Curuzú Cuatiá, bajo una férrea custodia policial de varios móviles. Por algunas horas y hasta que el detenido fue acomodado en el nosocomio, una veintena de uniformados rodeó la cuadra y aseguró el perímetro.
Los médicos van a trabajar para estabilizar médicamente al detenido y hoy, luego de que reciba el alta médica y hospitalaria, será trasladado hacia la ciudad de Monte Caseros, donde será indagado por las autoridades judiciales que llevan la investigación de este caso, que conmocionó a la comunidad correntina y que tuvo trascendencia nacional.
El hecho
La investigación se disparó cerca de las 18.30 del martes, apenas unos minutos después que el peón rural Miguel Andrés Zárate (24) retornara de la estancia donde trabaja. Cuando se dirigía a su casa, vio que un amigo al que le había dado alojamiento mientras buscaba trabajo en la zona, se alejó corriendo.
Apenas entró en la vivienda, Zárate descubrió los cuerpos de su pareja, Isondú Marisel Fernández (22), quien había sido masacrada a cuchillazos y golpes de machete. La hermana de la joven, Aitana (9), estaba tirada en una cama y el informe preliminar de la médica policial determinó que fue estrangulada con el cinto de su guardapolvos.
Del estudio de la escena del crimen que realizaron el fiscal subrogante Federico Rodríguez junto a la Policía Científica, se estableció que Aitana fue la primera en ser atacada, ya que no presentaba manchas de sangre al igual que la cama donde fue hallado su cuerpo.
La hipótesis sobre la que trabajan los investigadores es que Villalba habría acosado sexualmente a la nena y ésta acudió a su hermana. Una versión indica que por ese hecho, Zárate le pidió al ahora detenido que se fuera de la casa y buscara otro alojamiento.
Es por eso que no se descarta que el crimen de la menor haya ocurrido durante un intento de ataque sexual. Y que Isondú haya sido asesinada cuando encontró al ahora prófugo estrangulando a la nena.
La médica policial estableció que los asesinatos ocurrieron cerca de las 16.00 del martes y Zárate arribó al lugar cerca de las 18.30, lo cual fue corroborado por su empleador, quien lo llevó hasta las inmediaciones de la vivienda con su camioneta. Ese testimonio lo desvinculó totalmente del hecho.
En la escena del crimen se secuestraron tres teléfonos celulares, un machete y un cuchillo. Además, debajo de la cama de Aitana había un par de zapatillas con manchas de sangre.