“Fue una sorpresa tremenda”, dijo Fray Luis Pascual Dri sobre su designación como cardenal de la Iglesia católica cuya ceremonia será durante el consistorio del próximo 30 de septiembre de 2023. El religioso de 96 años fue confesor del cardenal Jorge Bergoglio, y el actual papa Francisco lo ha citado en múltiples ocasiones durante su Pontificado.
“No tengo ninguna distinción especial”, expresó Pascual Dri, quien supo la noticia el domingo 9 de julio, al final del Ángelus. Estaba por bajar a confesar y se emocionó inmensamente. “Ahora estoy más tranquilo”, declaró a Radio Vaticana. Si bien se conocían con el Papa, jamás pensó que le encomendara esta misión. Infinitamente agradecido con él, consideró este gesto como “una delicadeza” y comentó que se contactará con él para manifestarle personalmente su gratitud.
En su servicio a la Iglesia, la confesión es el tema que lo ha apasionado toda su vida. “Lo primero es reconocer que yo soy tan pecador como el que se acerca a mí”, aseveróa. Cuando recibe a personas que están padeciendo mucho y se encuentran agobiadas por diversos problemas, poder aliviar y poder decir “En el nombre del Señor, te absuelvo” es, para él, una “alegría muy grande”.
El fraile invita a recordar que Jesucristo nos hace justos perdonándonos con su gracia y transmite un mensaje de aliento. “¡Adelante!, ánimo, sin miedo, sin temor”, añade, reconociéndose “muy feliz” cuando puede estar “un poquito más” para quien está sufriendo. “Este es un camino para encontrar la paz, la felicidad de la vida”.
Desde su “sillón de ruedas”, como él mismo dice, acepta con humildad el llamado que Francisco le pide en este momento. “El Papa sabe mis limitaciones”, sostiene, enfatizando que está dispuesto a todo lo que le diga.
Para Dri, este servicio no le cambia nada. Más bien, seguirá entregándose con todo el corazón, “con toda mi ciudad, sin dejar a nadie afuera de la Iglesia”, reivindicó.
Evocando su etapa pastoral en Uruguay, en la que, entre otras responsabilidades, se desempeñó como educador en el Colegio y Liceo Secco Illa, subraya que aún recibe saludos de sus alumnos, felices de aquellos años vividos. Siempre procuró el respeto a las personas, no la imposición de reglas duras, sino el respeto, como él mismo lo narra. Los chicos lo recuerdan mucho: “Quizá son gente grande, son abuelos, son profesionales y me escriben dando gracias por aquellos tiempos”.
Con su voz paternal y serena, deja unas palabras de esperanza: “Nunca el desaliento, nunca el pesimismo, nunca la desesperanza, porque el Señor está y él nos prometió: ‘Estaré con ustedes hasta el fin de los tiempos’”.