“No tenía maldad”, dijeron compañeras de escuela de Joaquín

Dos chicas que iban a la escuela con Joaquín, el menor asesinado en Córdoba, deslizaron que adentro del curso recibía burlas por parte de otras personas y que a veces le sacaban las cosas. “Era re tranquilo y no tenía maldad”, indicaron.
La investigación por el crimen de Joaquín Sperani (14) en la ciudad de Laboulaye, Córdoba, avanza con un hermetismo absoluto en el juzgado de Control, Faltas, Niñez, Juventud, Penal Juvenil, Violencia Familiar y de Género a cargo del juez Sebastián Moro. Este viernes se confirmó que no habrá feria judicial en este caso y se continuará trabajando para llegar a la verdad.

Mientras tanto, en el Ipem N° 278 Malvinas Argentinas, donde asistía el chico asesinado y L. el compañero y amigo señalado como autor del homicidio, reactivó sus actividades con jornada reducida el jueves y este viernes con jornada normal. Luego, entra en receso escolar por las vacaciones de invierno.

En ese marco, dos compañeras de tercer año, donde iba Joaquín y L. hablaron con un medio nacional y dieron algunos detalles de cómo era el vínculo de los estudiantes adentro del colegio, hoy fuertemente cuestionado por Mariela Flores, la madre de la víctima, con denuncias de presunto bullying.

Mientras tanto, el Ministerio de Educación de la Provincia informó que la secundaria es objeto de una investigación administrativa.

El relato de las compañeras de Joaquín y L.
Dos estudiantes de 14 años, cuyas identidades se resguardan por ser menores de edad, eran compañeras de Joaquín Sperani desde primer año. No así de L. que ingresó este año a ese colegio.

En una entrevista con el programa Desayuno Americano (América), las chicas dijeron que ese jueves 29 de junio, cuando fue visto por última vez Joaquín, tuvieron un contraturno de educación física de 9 de la mañana a 11.20.

“Estuvimos en educación física. Nunca apareció Joaquín, nunca fue. A las 10 de la mañana L. se presenta en la puerta del colegio y preguntó si habíamos visto a Joaquín”, expuso una estudiante, y agregó que a las 11.20 cuando salieron no lo vieron más.

Las chicas regresaron a sus casas y a las 14.20 volvieron al Ipem N° 278 para tener otras materias de la cursada de tercer año.

“L. estaba en el aula, sentado en el curso con una compañera. Normal, se reía”, detalló la otra chica.

Según consta en un registro fílmico, en poder del juzgado, Joaquín llegó tarde ese día al colegio. Una cámara de seguridad registró la salida de su casa a las 14.57.

Según expuso Mariela Flores, ella le avisó a la preceptora del curso que Joaquín ese día iba a llegar tarde.

El adolescente llegó a la institución y dejó su bicicleta en un bicicletero que está adelante. No está claro si ingresó a la institución. Pero por algún motivo, las últimas imágenes de vida del chico son con L., caminando por calle Daireaux. Una cámara de seguridad de una vivienda registró el paso de los chicos.

L. regresó al colegio. 68 horas después de esa grabación, Joaquín apareció sin vida en una casa abandonada, en Sarmiento al 470, a poco más de 100 metros del colegio.

Según la familia Sperani-Flores, Joaquín y L. son amigos desde tercer grado, cuando se conocieron en una escuela primaria de la ciudad promediando los ocho años.

Consultadas en este punto, las compañeras dijeron que adentro del aula tenían un comportamiento de compañeros, no de amigos.

“No sabemos si ellos eran amigos de afuera. En el colegio tenían un vínculo de compañeros”, dijo una estudiante, a la que la otra agregó: “Ni siquiera en el recreo estaban juntos”.

Según estas estudiantes, a L. y a otra compañera de curso, que constituían el grupo “Los tres mosqueteros” junto a Joaquín, les molestaba cuando en alguna actividad escolar tenían que hacer grupo con él.

“No lo integraban”, detallaron. En relación a su desaparición, dijeron que pensaban que el adolescente se “había ido a algún lado” o alguien adulto “se lo había llevado” como pasa en otras ciudades.

“Joaquín era re tranquilo. Se juntaba en nuestro curso con otro compañero M. -se resguarda su identidad por ser menor-. Se portaba re bien. No tenía maldad”, describieron sus compañeras de curso desde primer año.

En otro orden de cosas, deslizaron que adentro del curso recibía burlas por parte de otras personas y que a veces le sacaban las cosas. “Él se pensaba que todos los chicos y chicas eran buenos como él”, dijeron.

En relación a su búsqueda de paradero, expresaron que se enteraron el viernes por la mañana. Qué empezaron a compartir en redes sociales los folletos con sus datos y que estuvieron en la movilización del sábado.

“Para nosotros en la muerte de Joaquín hay un adulto involucrado”, opinaron.