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Cuatro niños protagonizan un acto de honestidad en el centro de Deán Funes, en la provincia de Córdoba. Mientras regresaban a sus hogares en bicicleta, se percataron de la presencia de un montón de billetes en medio de la calle. Intrigados, se acercaron para investigar y se llevaron una gran sorpresa al descubrir un fajo de billetes envuelto en papel.
Con la intención de devolver el dinero a su dueño legítimo, los pequeños consultaron a una pareja que pasaba por el lugar, pero estos negaron ser los propietarios. No se dieron por vencidos y se acercaron a otro peatón en busca de ayuda. Fue entonces cuando notaron que en el papel que envolvía el dinero había algo escrito. Al leer el nombre impreso, se percataron de que se trataba de un bar cercano al lugar del hallazgo y decidieron dirigirse allí.
Una vez en el bar, los niños comprobaron que el dinero pertenecía a Eugenia Solari, la dueña del establecimiento, quien había salido minutos antes sin percatarse de que había perdido el fajo de billetes. Al regresar a su negocio, se encontró con los cuatro pequeños, quienes le devolvieron el dinero. Agradecida por su honestidad, la comerciante les invitó a disfrutar de una merienda como muestra de gratitud.
Los protagonistas de esta historia ejemplar son Gaspar Ruiz, Salvador Moyano, Genaro D’Amico y Tobías López. Estos niños, amigos desde su etapa en el jardín de infantes del Instituto Privado Sagrado Corazón, habían salido juntos a jugar al básquet y, de regreso a sus hogares, encontraron la suma de $50.000 en pleno centro de la ciudad.
Luciana Gigli, madre de Genaro D’Amico, compartió que los chicos vivieron en carne propia los valores que se les inculcan en sus hogares, como la honestidad, el respeto por las pertenencias ajenas y el actuar en beneficio de los demás. «Hablamos con ellos acerca de todo lo que está sucediendo en la sociedad, y el hecho de que hayan realizado esta acción por sí mismos nos indica que estamos haciendo las cosas correctamente», expresó emocionada Silvina Bercovich, madre de Gaspar.
Este acto de integridad y solidaridad por parte de estos niños es un ejemplo para toda la comunidad. Su gesto demuestra que los valores fundamentales de honestidad y generosidad pueden prevalecer incluso en situaciones tentadoras.
Los pequeños han demostrado que la educación y los principios que les han inculcado en sus hogares han calado hondo en sus corazones y se han convertido en personas de bien.
